La eutanasia en las mascotas.
La decisión de aplicar la eutanasia a nuestro amigo y compañero de años, es un momento difícil y doloroso para todo propietario de mascotas. Desafortunadamente, debido a su corto ciclo de vida , será una situación que probablemente nos toque vivir más de una vez.
Definición de eutanasia.
La palabra eutanasia se deriva del griego y concretamente de dos vocablos: eu que se traduce como “bien” y, Tanathos equivalente a “muerte”. De ahí que se le identifique como muerte dulce o muerte digna.
Y se define como una muerte sin sufrimiento físico, aplicada regularmente a un paciente sin posibilidades de cura.
Probables motivos para aplicar la eutanasia en las mascotas.
Los motivos para solicitar la eutanasia en las mascotas pueden ser muchos, pero desafortunadamente algunos están fuera de la ética de un profesional de la medicina veterinaria.
No es raro encontrarnos con propietarios que solicitan la eutanasia por un cambio de casa, porque llegó un bebé a la familia o simplemente ya “les pasó la emoción” de la mascota. Nadie que ame la vida y a los animales, considerará estos motivos como una justificación para hacerlo. En estos casos, mi posición siempre será negarse y ofrecer ayuda para buscar un nuevo hogar a ese SER VIVO.
Otra situación que se presenta es cuando el perro se ha vuelto agresivo. Aquí si es necesario separar al perro del ambiente familiar. Sin embargo, para que exista esa condición, por lo general, concurre un factor de dominancia del animal y mal manejo por parte de su propietario. La opción, cuando la raza lo permite, es cederle esa mascota a un entrenador profesional, que lo puede convertir en un perro guardián y evitar el sacrificio.
Finalmente, los únicos motivos en que la eutanasia está justificada y hay razones éticas para aplicarla, son los siguientes:
- El padecimiento del paciente no tiene cura o solución.
- Las medidas paliativas no alcanzan a controlar adecuadamente el dolor producido por una enfermedad o lesión.
- La calidad de vida del paciente está muy deteriorada cayendo en un grado de sufrimiento y fuera del contexto de bienestar animal.
Hay otro motivo muy cuestionable, cuando no se cuenta con los recursos económicos para solventar el tratamiento, sea médico o quirúrgico del paciente.
El momento de la decisión.
Definitivamente, cuando llega el momento, el propietario y quienes conviven con la mascota, deben de haber comprendido y asimilado los beneficios de la decisión. Estos, claramente son para el paciente, y a la familia solo le queda el sufrimiento por la pérdida. Es común que alguien dentro del ámbito familiar no lo acepte y pretende que el paciente llegue a su fin por si solo; lo considero una posición egoísta, al intentar que la mascota sufra una agonía mayor, para que él o ella no sufran por la muerte “adelantada” que irremediablemente llegará.
La American Veterinary Medical Association (AVMA) facilita un folleto en línea para explicar ampliamente a los propietarios lo relacionado con la eutanasia en las mascotas.
Si como propietario, tenemos duda de si realmente ya se hizo todo lo médicamente posible, se tiene el derecho de solicitar una segunda opinión. Y como médicos, también tenemos que asegurarnos si es el momento o sucede que la solución ya está fuera de nuestra capacidad. Quizás es tiempo de remitir al paciente con alguien más experimentado. No es un pecado reconocer nuestra limitante y, si lo es, terminar con una vida por falta de experiencia o equipo.
Y ¿Cómo es el procedimiento?
El principal objetivo es que sea una muerte sin angustia ni sufrimiento para el individuo.
Un punto importante es si el propietario o familia quieren estar presentes. Es un momento muy difícil, sin embargo, mi opinión (basada en un sentimiento), es que para el paciente es mejor estar acompañado por “su familia”. Finalmente es respetable la decisión que se tome.
Debe existir un ambiente tranquilo para evitar el estrés, tanto de la mascota como de quienes participan en el evento. Se puede decidir hacerlo en el centro veterinario o en la casa familiar si el médico se presta a asistir al domicilio.
Es conveniente aplicar un tranquilizante a la mascota para que esté más relajada. Posteriormente colocar un catéter en la vena para aplicar la droga que pondrá fin al sufrimiento. El método más común, es una sobredosis de anestésico. Generalmente pentobarbital, que es un barbitúrico que inducirá al sueño y posteriormente por depresión nerviosa, entra en un paro respiratorio y cardiaco. No hay conciencia, no hay sufrimiento. Es una muerte suave y pacífica.
El paciente sometido a eutanasia, por lo regular es una mascota anciana, que ha creado un vínculo de cariño con el personal de la clínica. Imagen: Pixabay
Un momento difícil.
Es un momento fuerte para los propietarios, pero también para el médico que ejecuta el procedimiento y hasta para el personal de la clínica. El paciente sometido a eutanasia, por lo regular es una mascota anciana, que ha creado un vínculo de cariño con el personal de la clínica. No mentiré al decir que es un momento de duelo y tristeza para todos.
El final.
La pérdida de una mascota suele producir un dolor profundo para el propietario y el período de duelo puede ser variable para cada persona. Es muy común que exista el sentimiento de culpa y la duda de si se tomó la decisión correcta. Solo puedo decir, que en estos casos, no hay mejor alternativa que terminar con el sufrimiento de una mascota con la que compartimos años de cariño y felicidad.